Las ferias son parte de la tradición galaico-portuguesa, y forman parte de nuestras vidas desde hace siglos, como espacio de intercambio comercial, social y cultural. D. Teresa, madre de D. Afonso  Henriques, primer rey de Portugal, en la carta otorgada a Ponte de Lima el 4 de marzo de 1125, ya menciona la existencia de la Feira Quincenal, hecho que la convierte en la primera feria documentada de Portugal.

El paso del tiempo no acabó con esta tradición y, cada dos semanas, los lunes, en la margen izquierda del río, necesariamente sigue celebrándose la feria. La compra en las calles artificiales (Areal da Feira y Alameda São João) creadas entre las tiendas de la playa fluvial es una experiencia única para aquellos que quieren vivir un poco de sus viejos hábitos medievales.

En total, más de 300 puestos de venta ambulante, donde es posible encontrar cualquier producto por extraño que parezca: desde cerámica, a trabajos en piel, quesos, embutidos, pan, pasteles, zapatos, ropa… Si el día acompaña, es muy complicado encontrar un sitio libre para estacionar o comer, debido a la masiva afluencia de gente.