Esta iglesia está declarada Bien de Interés Cultural y representa la máxima expresión del arte barroca en Galicia. Se encuentra en la capital del ayuntamiento de Entrimo. En origen, la parroquia estaba dedicada a San Salvador. Sería posteriormente cuando pasó a denominarse Santa María. Fue posesión real segundo aparece en un litigio inscrito entre el primer Conde de Ribadavia, Bernardino Sarmiento, y los vecinos de Entrimo en 1502.

Pascual Madoz, político liberal español, dejó escrito a finales del siglo  XIX en su diccionario geográfico que la iglesia de Sta. María de Entrimo “es de las mejores de la provincia por su solidez, capacidad y belleza”.

Se construyó en el siglo XVIII, aunque la obra final responde a varias etapas constructivas. Hay noticias, en los libros parroquiales, que en 1708 dieron comienzo las obras. Seguirían sin interrupciones hasta 1711. Después se dilatarán en el tiempo hasta finalizar. El campanario tiene una inscripción que lo data de 1727.

El edificio es de grandes dimensiones. Presenta planta de cruz latina y tres naves. Su magnitud hizo que tuvieran que ampliar el solar donde se asienta. Un desnivel separa el templo de la rectoral que se salva por medio de una hermosa escalera.  Frente a esta, un calvario que cierra el Via Crucis que circunvala el recinto.

La fachada principal de la iglesia llama la atención por su gran trabajo. Parece un retablo de piedra. Su desarrollo escultórico es espléndido. Rodeando a la puerta que da acceso al interior, tres pares de columnas, estriadas y salomónicas. La decoración de este espacio se realiza mediante elementos vegetales. En el cuerpo superior destaca el nicho central con la imagen de María en actitud orante, sobre un trono de ángeles y coronada por dos querubines. Por encima de ella, en el tercero piso, otro grupo escultórico formado por las imágenes de la Santísima Trinidad. Portan una corona, alusiva a la coronación de la Virgen.

En el ático, a modo de frontón, destaca el escudo de Castilla y León rodeado de grandes florones y bajo un frontón partido coronado con pequeñas estatuas de ángeles tocando instrumentos de cuerda.

Este conjunto principal de la fachada recoge veintidós columnas, ninguna otra iglesia cuenta con tantas. Las puertas laterales también se decoran a modo de retablos, pero de una manera más sencilla. Destacan San José y el niño Jesús, con seis columnas acompañando.

La portada izquierda recuerda a otros monumentos del barroco y no se liga a las dos anteriores. La decoración es semejante a la vista en cualquier monumento de su tiempo en la ciudad de Santiago de Compostela, y puede tener alguna similitud con la Iglesia del Carmo en Oporto (Portugal). Así, se emplean pilares y no columnas; frontón con  volutas y el nicho que acoge a la figura de Cristo Rey.

En este mismo lado encontramos el campanario del templo. Su interior se articula en tres naves separadas por  pilastras. Las cubiertas son de bóveda de crucería. Destacan los altares y las imágenes que acogen con sus colores originales, recuperadas hace pocos años.