El conocido como Monte Grande alberga una elevada concentración de yacimientos arqueológicos que pueden ser visitados mediante la práctica del senderismo, bicicleta de montaña o rutas a caballo.

El recorrido comienza en el alto del Outeiro do Lermes a un lado de la Fonte do Foxo. A escasos dos kilómetros nos encontraremos con los petroglifos del Monte Arieiro. Estos grabados se localizan en la vertiente sur del Monte Grande o Arnedo, con amplia visión sobre el Río Limia. Las representaciones que podremos disfrutar son coviñas en su mayor parte, pero también dos conjuntos de círculos concéntricos.

Siguiendo el camino, haremos una nueva parada en los megalitos de Terras Brancas. Este conjunto está formado por 3  túmulos. No serán los únicas que veamos, también nos encontraremos con la Mámoa do Vieiro, también llamada de la Portela do Arnedo y las del Arando. Estas últimas forman parte de una necrópolis más extensa, conocida también como de Penamá. Están distribuidas por una meseta en los límites de los ayuntamientos de Bande, Verea y Rairiz de Veiga. Las vistas del valle del Limia y del lado portugués desde todas ellas son magníficas.

Otros de los lugares que llamarán nuestra atención será el Foxo das Covateiras. Una trampa para los lobos formada por cuatro largas paredes de piedra que convergen en un fondo pozo central. Cubría varios flancos de la montaña y daba cobertura a varias aldeas.

Durante el paseo iremos contemplando la abundante y variada flora del Monte Grande y el paisaje de las sierras circundantes. El bosque alberga gran cantidad de fauna salvaje.

Este espacio no deja de sorprender a todo aquel que lo visita y sobre todo, a sus estudiosos. En noviembre de 2020 se encontró una nueva estación de arte rupestre, desconocida hasta entonces, en el llamado Coto da Fonte Santa, en la vertiente norte del Monte Grande. Son una serie de coviñas al pie de la necrópolis  megalítica de la Fonte da Santa. La necrópolis está formada por seis  túmulos funerarios de alto valor patrimonial.