La iglesia de San Xoán que hoy observamos fue trasladada piedra a piedra desde su
localización original. Fue en el pasado siglo XX cuando todos sus elementos fueron
transportados desde el núcleo de Sáa hasta el punto en el que hoy nos recibe, por
encima de la actual casa consistorial de Vilar de Santos. Esta reconstrucción no alteró
para nada la imagen original del templo, conservando su estilo románico tardío propio
de los siglos XIII- XIV.
La mención documental más antigua de la que se tiene constancia se encuentra en el
Tombo de Celanova del siglo XI. Es una venta al monasterio de Celanova de unas
propiedades (“ecclesie Sancto Jobanne villa de Sarranos”), en una época en que los
reinos medievales estaban en plena configuración, y con el Reino de Galicia todavía
incluyendo el norte de Portugal.
Se trata de una iglesia de una sola nave y ábside, este ya de época gótica, con dos
portadas, occidental y sur, ambas con una profusa decoración. Toda la producción
escultórica que se deja plasmada en la iglesia merece la pena: su portada occidental o
principal es toda una manifestación del buen hacer de los canteros, así podemos ver
cómo en las columnas interiores aparecen representaciones humanas, un orante en el
lado norte y el patrón, San Xoán, en la sur. Además, los capiteles con decoraciones
animales (leones) y figuradas (personajes con cartelas).
También requieren especial mención los canecillos, todo un desfile de figuras bajo la
cornisa, muy destacables y que seguro que sacan más de un gesto de asombro en quien
las observa.